Se saludaron mentalmente, la figura desapareció de la ventana.

El prisionero restituyó sobre sus delgados hombros la manta que resbalaba, y volvió al
libro cerrándolo con mimo. adoraba los libros

Cerró los ojos, y dio gracias al cielo porque la dureza del señor no habíase 11egado a
extremos de privarlo de ellos.

! Que duro había sido todo al principio ¡

¿Cómo te has atrevido? Esta frase repetida una y otra vez
La furia contenida en ella, en sus ojos, y luego.

Has confiado demasiado en los privilegios y el afecto que siempre te di

Te arrepentirás e] resto de tu vida de haberte enfrentado a mí.

Aun sentía escalofríos cuando después de tantos años volvía a su u mente.

El intentó hablar.
Muchas veces se había enfurecido con él, pero sus razonamientos lógicos colmados de
humanidad lo habían aplacado.

Un gesto.
Sus hombres estaban ya aleccionados sobre lo que hacer, lo inmovilizaron y algo le cubrió la boca fuertemente impidiéndole articular palabra